¡Mindfulness! La palabra de moda para hablar de todo lo que tiene que ver con la concentración. La herramienta que sirve para solucionar los problemas de estrés, para ser más creativo, para gestionar emociones… una joyita ¿no?
Lo cierto es que todavía no hay un consenso unificado para explicar qué es Mindfulness. Pero lo que sí está claro es que está enfocado a entrenar la atención. Ahora bien, la cantidad de ejercicios tan dispares que existen nos hace a veces salirnos de la definición original. Os presento hoy los más básicos para que os hagáis una idea de cuándo y para qué usarlos. ¡Allá vamos!
1. Relajación básica
Cualquier instructor de Mindfulness suele empezar por la relajación básica de toda la vida. Son ese tipo de ejercicios que te ayudan a ser consciente de la respiración, gracias a sentir diferentes partes del cuerpo mientras estamos tumbados o sentados. Este tipo de ejercicio es perfecto para cuando nos despertamos por la mañana o justo antes de dormir, aunque tendremos que cambiar nuestra intención según el efecto que queramos conseguir. Por ejemplo, al despertarnos debemos poner la intención de activar el cuerpo. Y para dormir la intención sería relajar zona por zona nuestro cuerpo.
También he leído por ahí que un buen ejercicio para aprender a sentir el cuerpo es ponerte un trozo de hielo en la mano y esperar a que se derrita. Yo la verdad es que no lo haría… si ya de pequeño me costaba aguantar una bolsa con hielo ¡como para encima ponermelo así directamente!
En realidad los estiramientos conscientes son la mejor forma de desarrollar nuestra propiocepción. ¡No hace falta más!
2. Ver y escuchar como un felino
Una de las herramientas más poderosas para desarrollar atención plena es tratar de potenciar la infromación sensorial. Especialmente la información auditiva y visual. La mayor parte del tiempo la pasamos ocupados en nuestros pensamientos y no le damos suficiente cabida a la explorar los detalles del entorno. Por esa razón podemos conducir perfectamente de casa al trabajo pensando en 500 cosas menos en conducir. ¡Cuánta gente me ha confesado que muchas veces no sabe cómo ha llegado a casa con el despiste que tenía encima! Por eso los viajes son ideales para practicar. Fijarse bien en todo tipo de formas, texturas, escuchar cómo se aproximan otros coches. No solamente estarás entrenando tu atención sino que también harás tu viaje más seguro.
3. Soltar las riendas mentales
Después tenemos los ejercicios del tipo: observa tus pensamientos. Consisten en ser testigo de ellos sin inmutarse, sin intentar dirigirlos ni controlarlos. Quizá esta es la parte del Mindfulness que más se asocia con la meditación, porque es de donde ha surgido realmente, y es por eso que mucha gente incluye prácticas meditativas de tantos y tantos estilos. Al final todo se resume a ver tus pensamientos como en una película y dejar que fluyan sin más.
Este tipo de ejercicio es ideal practicarlo a medio día o al finalizar la jornada laboral. Y nos permite relajar todo ese estrés mental que se ha podido acumular a lo largo del día. Si eres una persona obsesionada con tener todo bajo control, este es tu ejercicio estrella.
4. Liberación emocional
Estos ejercicios consisten en localizar una emoción determinada en nuestro cuerpo. Por ejemplo, si estamos enfadados por una mala noticia, el ejercicio consistiría en enfocar la atención para sentir por dónde circula ese cabreo por el cuerpo: si hay hormigueo en las manos, sensaciones punzantes en el vientre, presión en el pecho… Esto tiene un efecto calmante, como un bálsamo y es perfecto para cuando las emociones explosivas que se nos van de las manos. En este vídeo lo explico mejor. OJO! Relajarse no resuelve los problemas, solo te ayuda a llevarlos mejor 😉
Esta técnica es para esas emociones pasajeras del día a día. Para que puedas ser más amable con los demás y contigo. Si crees que la situación emocional que te ronda es demasiado compleja y esto no te sirve, ¡no dudes en ponerte en contacto con un especialista! Coaches, terapeutas, psicólogos… cualquiera que creas que puede ayudarte a solucionar esa dificultad.
Todos estos ejercicios son básicos, y cuanto más se practican más se incorpora ese estado de calma y amplitud a nuestra vida cotidiana (si quieres una lista más completa de ejercicios puedes visitar esta entrada). Aunque para mí lo interesante es alcanzar un buen dominio de la atención y pasar a la siguiente fase: los estados expandidos de conciencia, de los que te hablaré más adelante. Porque mi siguiente artículo irá dedicado al mindfulness para músicos. Hablaré de los problemas más habituales que surgen entorno al instrumento y la concentración, así que no te lo pierdas.
¿Te atreves con el reto Mindfulness?