La historia del músico que no podía soportar el éxito [síndrome del impostor]

¿Qué es el síndrome del impostor?

Por definición, un impostor es aquel que finge ser alguien que no es para conseguir un objetivo. Pero este no es el caso de las personas que sufren el síndrome del impostor, que piensan y están convencidas de que no merecen el éxito que han alcanzado, y por tanto se sienten un fraude ante los demás. Suelen vivir con el miedo a que se descubra su falta de méritos y competencias, incluso aunque tengan una estupenda posición a nivel social o profesional.

Un caso muy sorprendente pero ilustrativo es el de la soprano Reneé Fleming, que confesó en una entrevista haber tenido este tipo de pensamientos. Durante uno de sus recitales no paró de pensar que alguien del público se levantaría gritando ¡Impostora!

Increíble para alguien con una calidad vocal sublime y una carrera histórica, ¿no crees?

Las personas que sufren este síndrome tienen la sensación de no estar nunca a la altura. Piensan que no son lo suficientemente buenos, competentes o capaces, y eso les hace sentir que son unos impostores, un fraude para los demás. La paradoja es que en el fondo de su ser son conscientes de sus altas capacidades, pero les resulta imposible conectarlas con sus logros personales o profesionales. Fue la Doctora Pauline Clance, a finales de los años 70,  la que estudió y definió este síndrome que denominó Imposter Phenomenon.

El impostor es consciente de sus altas capacidades, pero le resulta imposible conectarlas con sus logros.

¿Cómo y cuándo surgen los síntomas?

La semilla del síndrome del impostor se planta y cultiva en el seno educativo, y esto incluye a la familia y profesores que nos instruyen. La razón principal es que a los niños no se les enseña a reaccionar ante los fracasos de un modo constructivo. Y es más, tampoco a celebrar con alegría y naturalidad los logros.
Las familias que, con toda su buena intención, imponen una educación demasiado exigente en sus hijos pueden generar en ellos una profunda sensación de insuficiencia. El sacrificio es su forma de entender la vida, y de manera inconsciente les hacen ver que esa es la manera de ser alguien el día de mañana. Este tipo de educación es la fórmula perfecta para desarrollar el síndrome del impostor.
Los psicólogos han descubierto que muchas veces las personas con síndrome de impostor fueron muy valoradas por su inteligencia durante la infancia, pero no tanto por sus sentimientos. Así, estos niños entendieron que el amor proviene de su hacer y no de su ser. Y después, cuando llegaban a la universidad o a un nuevo trabajo caían en grandes inseguridades y autosabotaje. 

 

Altas capacidades, altas probabilidades...

Por desgracia las altas capacidades son el mejor caldo de cultivo para este síndrome. Muchos alumnos de alto rendimiento han crecido en entornos en los que se han sentido muy incomprendidos, y eso les ha impedido desarrollar una valoración y autoestima adecuadas. Crecen pensando que sus capacidades o valor están ligados al éxito, y con los años no acaban jamás de conectar con su propia valoración.

En la música es muy habitual encontrar a estos «impostores» ya que se dan todos los ingredientes para que se desarrolle: el entorno musical es extremadamente exigente, hay una gran intolerancia al fallo (que se entiende como fracaso), y se tiende a sobrevalorar el talento. 

Test del impostor

Quizá te hayas sentido identificado con alguna de las situaciones que has leído arriba, pero por si te quedan dudas te dejo una serie de preguntas que te ayudarán a saber si eres uno de estos falsos impostores:

  1. ¿Crees que eres merecedor de tus logros? O consideras que son debidos a la suerte, al azar, o incluso a que otros más poderosos que tú te han ayudado a conseguirlos.
  2. ¿Confías plenamente en las competencias que te han llevado a conseguir tus éxitos?
  3. ¿Tienes miedo a que los demás descubran que eres un fraude?
  4. ¿Sientes inseguridad en el ámbito académico, laboral, e incluso en las relaciones sociales?
  5. ¿Tienes expectativas de fracaso ante situaciones que previamente has superado con éxito?
  6. ¿Tu motivación para conseguir tus logros se reduce porque no confías en ti?
  7. ¿Aparece sintomatología emocional negativa sin causa aparente? Como ansiedad, tristeza, falta de esperanza…

La mejor forma de paliar este síndrome es conocer muy bien tus talentos y puntos débiles, y trabajar en una dirección que nos apasione. 

 

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