Ya sé que está de moda, soy otro más que habla de este vital asunto del cual, por cierto, llevamos ¿miles? de años intentando descifrar.
No voy a dar una receta mágica – porque no existe – pero sí me gustaría contar qué es lo que me hace feliz. O mejor dicho.. ¿A que llamo felicidad? Después de unos años de trabajo personal, de investigar mis miedos, mis deseos, mis heridas… he visto cómo han ido cayendo una a una esas magníficas ideas que supuestamente iban a hacerme tan feliz. Fue un proceso de gran desconcierto, porque eso es lo que se siente cuando descubres que puedes engañarte a discreción, pero muy gratificante llegar a un punto en que el objetivo dejó de estar en conseguir esas ideas sino en vivir.
Vivir cada instante, cada sonido que entra en nuestros oídos, cada pensamiento que cruza nuestra mente. No es solo estar presente, sino tener la capacidad de ser permeado por cada experiencia sin oposición interna alguna. Es estar dispuesto a admitir cualquier cosa sobre ti mismo.
Felicidad no es conseguir mis sueños, eso es alegría. Lo bonito de los sueños es poder sintonizar con el lugar interno desde el que nacen. Llevarlo a cabo es solamente la demostración del compromiso que se tiene al respecto, y a ese compromiso le dan igual los impedimentos y los logros.
Felicidad no es ilusión, ni tampoco seguridad.
Felicidad es lo que sientes cuando estás en sintonía con quién eres, más allá de tu personaje humano.