Desear lo que no tienes y otros disfrutan
Es, con diferencia, la emoción más destructiva que puede experimentar el ser humano, pero no por su potencia, sino por lo enrevesada que se vuelve. Porque la envidia nos causa vergüenza, y por eso la escondemos haciéndola muy difícil de detectar. Por eso es el peor virus que puedes padecer si lo que quieres es progresar y tener éxito en tu vida.
El origen de la envidia
La envidia nace como los ríos, tiene muchas fuentes de los que nutrirse hasta que finalmente aparece en tu vida como una maldición pegajosa.
Uno de sus grandes afluentes es la falta de autoestima. Cuando no te quieres lo suficiente ni te valoras como te mereces cualquier contacto con lo bueno, lo mejor o lo excelente es un autentico calvario. Puede que sea el éxito de un amigo, la suerte de un compañero o la felicidad de tu hermano. ¿Te has fijado en que cuanto más cercano es el vínculo con la persona envidiada más dolor y frustración produce? Porque cuando hablas de lo bien que le va a la Netrebko o a los de La casa de Papel, no estás expresando envidia sino admiración. Incluso aunque digas “qué envidia cuánto dinero estarán ganando…” ¿Cómo puedes diferenciarla? Si puedes decirlo en voz alta sin inmutarte se trata de admiración encubierta 😉
Otro afluente de la envidia es la falta de preparación. No hay que confundirlo con la insuficiencia crónica, el llamado síndrome del impostor. La falta de preparación es cuando crees que sabes mucho (o incluso todo). Piensas que te has formado como el que más y aparentemente controlas mucho de tu instrumento o voz, pero realmente no dominas la técnica al 100% y no puedes expresar todo lo que te gustaría. Y entonces cualquier contratiempo es un atentado supremo. Piensas que todo es injusto, que el mundo está lleno de enchufaos y que además a ti nunca te llamarán, nunca tendrás la fortuna de que un padrino aparezca y te coloque allí donde te mereces. Aquí la única solución no es prepararse más, sino mejor.
¿Cómo detectar los patrones encubiertos?
La mejor forma de desenmascarar a la envidia es identificar los patrones en los que se manifiesta. Como puedes ver, está muy relacionada con las críticas y la autoestima. Te dejo esta lista para que puedas reconocerla más fácilmente:
- Te sientes inferior a los demás, sobre todo cuando hablan de sus últimos/próximos conciertos.
- Piensas habitualmente que no tienes lo que te mereces.
- Saludas a la gente como si nada pero luego les pones verdes.
- Sonríes aunque en el fondo no soportas a quien tienes enfrente.
- Criticas constantemente todo lo que los demás hacen y además piensas que lo hacen todo fatal.
- No te gusta ver fotos del éxito de tus compañeros, pero le das a me gusta en las redes sociales.
Tú tienes el poder
Ya sabes dónde desemboca río de los envidia. En un mar de soledad más amargo que la hiel. Un lugar donde es imposible ser feliz a pesar de todos tus esfuerzos. ¿Que queda pues? Apuntar a la única solución posible: atravesar el espejo de aquello que envidias y usarlo en tu propio beneficio.¿Que envidias lo bien que se lleva Fulanito con todos? Trabaja tus habilidades sociales. ¿Que envidias lo bien que va mentanito? Saca tus mejores galas. Porque aquello que envidias es tu mayor tesoro, el arma con el que sacaras a relucir lo mejor de ti.
Por eso te animo a transformar tu envidia en tu mayor fortaleza, para que puedas disfrutar por fin de tus mejores dones, hoy. ¿Te echo una mano?